(Texto y mùsica Germano Bonaveri)
Soy el andrógino obsceno y excluido
el monade maldito, que da miedo.
El angel sin dueño y precipitado,
la flor que brotará de una sepultura.
Cada venganza se cumple en mi nombre,
soy el verdugo que acompaña al patíbulo,
en el cuello la cruz agotada de vuestro Dios
pero en el bolsillo el arcano mayor del diablo.
El abismo sin final
que cada abismo genererá,
la primera estrella de la mañana
si un mañana habrá.
Multitud tentadora
sobre el camino de la edad,
soy el señor y la meretriz,
noúmeno de la humanidad.
Soy la idea y la revolución,
el antagonista pertinaz,
vivo en la cuarta dimensión
que no tiene tiempo ni luz,
Soy el místico impertinente,
el chamán escrutador,
soy la rabia de la gente,
la belleza del error.
Soy el instito carnal sin pudor,
la mentira más infame que habeis dicho.
Soy el corrupto y también el corruptor,
soy la parte más auténtica de vosotros.
Soy el demonio de cada desobediencia,
la decimoquinta carta sobre la mesa,
el lugar secreto de la concuspiscencia
en fin, en otras palabras, tu diablo.
El abismo sin final
que cada abismo generará,
la primera estrella de la mañana
si un mañana habrá.
Soy el alma impertinente,
Atahualpa sacrificado,
el inquisidor que juzga
el martirio del condenado.
Soy Dante el iniciado
el Adam Kadmon pecador,
soy el Judas rencarnado
Prometeo el engañador.
Soy la rabia y la compasión,
la tentación del pecado,
soy el camino de la iniciación,
el deseo nunca realizado.
Soy todo y soy nada,
soy el diverso y el igual:
el imperialismo delirante
del pensamiento occidental.
Soy la equivocación que encadena
a cada inútil supertición,
soy el truco y la farsa,
soy política y religión.